
Según la mitología hinduista, Kumbhá Karna era un rákshasa de gran tamaño, mide un aproximado de 400 – 430 metros de altura y el hermano del demoníaco rey Rávana. Este terrible guerrero se caracteriza por engañar a las personas con sus numerosos trucos ilusorios, pero durante la batalla de Lanka estuvo bajo un hechizo que lo hizo dormir en todo el combate.
Historia
Kumbhá Karna siempre estaba realizando actos malévolos y espantosos para que el dios Brahma lo reconociera y de esta forma le concediera el trono de Indra (Rey del cielo), pero la diosa Sárasuati no iba a permitir que este malvado demonio tuviera más poder al convertirse en el rey del universo, entonces se encargó de confundir su lengua para pedir por un nidra asana (cama para dormir) en vez de indra asana (trono de Indra).
Esto produjo que Brahma lo bendijera para dormir por siempre, Rávana le imploró a Brahma deshacer la bendición que en realidad se trataba que una maldición equivalente a la muerte, entonces este dios decidió permitirle estar despierto durante todo un día cada seis meses. En este único día, el demonio se dedicaba a comer todo lo que podría encontrar, hasta los seres humanos.
Los rákshasas realizaron rituales que incluían tocar miles de tambores y timbales, también hacían que decenas de elefantes caminaran sobre la montaña / monstruo y cuando el demonio despertó empezó a comerse todos los monos que había e hirió al poderoso mono llamado Jánuman.
El rey mono Sugriva intentó atacarlo, pero Kumbhá Karna se defendió al tomarlo entre sus dedos para aplastarlo, sin embargo, el Dios Rāma junto a su hermano Lakshmana le dispararon flechas para herirlo y fue el arma secreta de brahmastra lo que le quitó la vida. El demonio cayó con fuerza y fue golpeado por un rayo. Esta es la historia que cuentan las escrituras religiosas el Rāmāiana y el Majábharata.
Yaia y Viyaia
En el Bhāgavata Puraná se cuenta que Kumbhá Karna y su hermano Rāvana eran las reencarnaciones de Viyaia y Yaia, quienes eran los porteros de Vaikunthá (Morada de Vishnú) y ambos fueron maldecidos por los sabios Kumārás a nacer junto a los mortales en la Tierra, ya que habían sido unos dioses insolentes porque no permitieron la entrada a los tres hermanos Sanat, Sananda y Sanātana (Hijos del Dios Brahma), gracias a sus poderes tenían forma de niños.
Debido a este acto, los monjes decidieron maldecirlos al expulsarlos del Vaikunthá para siempre y pasar el resto de sus días de vida en la Tierra, sin embargo, el misericordioso Vishnú creía que debían ser castigados, pero no tan severamente.
Por esta razón, mitigó el efecto de la maldición al preguntarles si preferían nacer 7 veces como seres devotos al Señor o 3 veces en forma de sus enemigos. Los porteros no tenían intenciones de quedarse en la Tierra mucho tiempo y por ello eligieron ser los enemigos de Dios.
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